Viernes, 14 de Noviembre de 2025

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Viuda de Carlos Manzo se deslinda de marcha juvenil y denuncia oportunismo político.

Viuda de Carlos Manzo se deslinda de marcha juvenil y denuncia oportunismo político.
Fernando Alvarez del Castillo

Por más que se quiera maquillar, la marcha convocada este sábado por la llamada Generación Z huele, y fuerte; a manipulación política. La viuda de Carlos Manzo lo dijo sin rodeos: ella no convoca, no encabeza y no asistirá. Y si la principal víctima de esta tragedia se deslinda, ¿quién mueve entonces los hilos? ¿Quién está detrás de una manifestación que nadie reconoce como propia, pero que misteriosamente avanza en varias ciudades del país?

La respuesta es incómoda, pero evidente. Fuerzas políticas están aprovechando el vacío, el dolor y la indignación para construir narrativa y músculo en la calle, usando el asesinato de Manzo como combustible emocional. La viuda lo denunció con claridad: se están colgando del movimiento, de la tragedia y de la gente. Y tiene razón. Cuando actores de Zamora, Hidalgo, Querétaro y otros lugares intentan “sumarse” sin legitimidad, no se suman; "se montan".

Lo más revelador es que el propio gobierno, tanto estatal como federal, ya se prepara para la movilización. No porque la respalde, sino porque la teme. Teme lo que representa, una protesta sin rostro, sin estructura, sin responsables, pero con capacidad de convertirse en arma política. Y cuando un movimiento carece de identidad, cualquiera puede apropiárselo. Cualquiera puede incendiarlo.

Mientras tanto, el llamado movimiento del sombrero intenta salvar su integridad. El diputado Carlos Bautista Tafolla se ve obligado a aclarar que ellos no organizan nada, aunque él, como ciudadano, asistirá. Es decir; nadie convoca, pero todos estarán ahí. Otra señal del problema que rodea a esta marcha que parece diseñada para dejar huella, sin dejar culpables.

Lo preocupante es la narrativa que se quiere construir desde fuera. Convertir el caso de Manzo en un símbolo útil, moldeable, un estandarte para presionar gobiernos o posicionar agendas. Y mientras unos compiten por apropiarse del dolor, el gobierno activa protocolos y operativos para contener lo que ni siquiera puede identificar. Porque aquí está la clave. Esta no es una marcha ciudadana espontánea; es una herramienta política camuflada de indignación juvenil.

Grecia Quiroz fue clara, si hay resultados del Plan Michoacán lo dirá, y si no también. Pero lo que pide, y lo que exige es justicia, no protagonismos ajenos. Y en esa claridad hay un mensaje que muchos no quieren escuchar; no todo dolor es utilizable, no toda tragedia debe transformarse en plataforma, no toda marcha es legítima solo porque se convoca en redes.

Este sábado veremos desfilar a muchos que dicen representar la voz de un pueblo harto de la violencia. Pero conviene no confundirse. Cuando el dolor se vuelve botín político, la indignación deja de ser fuerza social y se convierte en estrategia. Y esa estrategia ya está en marcha. El gobierno lo sabe. Los actores políticos también.

Lo triste de la convocatoria es: ¿Sabe la gente que va a marchar? por que esto parece un llamado a las masas, que no conocen el contexto de la protesta.

Veremos